(HOMBRE) ¡Quieto o disparo!
(Disparo)
(MUJER) ¡No!
“Me llamo Tokio.
Pero cuando comenzó esta historia,
no me llamaba así.
Esta era yo.
Y este, el amor de mi vida.
La última vez que lo vi
lo dejé en un charco de sangre
con los ojos abiertos.
Hicimos 15 atracos limpios,
pero mezclar amor y trabajo
nunca funciona.
Así que, cuando el segurata disparó,
tuve que cambiar de profesión.
De ladrona a asesina.
Y así fue como empecé a huir.
De alguna manera,
yo también estaba muerta.
O casi muerta.
Llevaba 11 días escondida
y mi foto empapelaba
las comisarías de toda España.
Me caerían 30 años.
Y, la verdad,
no soy de llegar a viejecita
en la celda de un penal.
Soy más bien de huir.
En cuerpo y alma.
Y si no puedo llevar mi cuerpo,
al menos que escape mi alma”.
(Tono de llamada)
“No me quedaba tiempo y había
cosas importantes que debía hacer.
En realidad, solo una”.
(Teléfono)
Sí.
“¿Mamá?”.
Ay, mi niña.
“¿Cómo estás, cariño?”.
¿Qué está pasando?
“¿No viste las noticias?”.
Todas esas cosas que dicen de mí.
Sí, claro que las he visto.
¿Sabes qué?
Estoy pensando en irme de viaje.
“A lo mejor me enrolo
en un barco chino.
De cocinera.
¿No decías
que no sabía hacer una tortilla?
Así aprendo. ¿Qué te parece?”.
No sé, cariño.
¿Y si comen todo chino, qué?
¿Ese viaje qué significa,
“que no voy a volver a verte más?”.
Qué tonterías dices.
Pues claro que me verás.
“Te compraré un billete
para que vengas a visitarme”.
¿Visitarte dónde?
¿Al cementerio?
¿Estás sola?
“Mamá, ¿estás sola?”.
Sí.
“Pues baja a la calle,
como si fueses al mercado.
Yo te encontraré”.
“Y ese día,
el día que iba al matadero,
apareció mi ángel de la guarda.
Pero una nunca sabe a ciencia cierta
cómo es un ángel de la guarda
y lo que menos te puedes imaginar
es que aparezca en un Seat Ibiza
del 92″.
Perdona, ¿tienes un minuto?
No.
Lo de cocinar en un barco chino
solo tiene una ventaja,
que no tienes que fregar los platos.
“Por un momento
pensé en los chinos
y en que odio a la gente
que escupe”.
¿Quién eres, policía?
Espera, espera.
Vas de camino al matadero,
tienes a un equipo esperándote
y tienen un coche
desde hace seis días…
¿Por qué te voy a creer?
“Y así conocí al Profesor,
apuntándole con una pistola
en las pelotas”.
¿Puedo?
“Lo bueno de las relaciones
es que uno termina olvidándose
de cómo empezaron”.
¿Puedo?
Están ya en casa de tu madre.
Por eso he venido a ayudarte.
Quiero proponerte un negocio,
un atraco, un atraco…
singular.
Estoy buscando a gente que…
Bueno,
que no tenga mucho que perder.
¿Cómo te suenan…
2400 millones de euros?
“Nadie había dado un palo así,
ni en Nueva York,
ni en Londres, ni en Montecarlo;
así que si mi foto
volvía a los periódicos,
al menos que fuera por el atraco
más grande de la historia”.
Os doy la bienvenida…
y… las gracias
por haber aceptado esta…
Esta oferta de trabajo.
(Risas)
Viviremos aquí,
alejados del mundanal ruido.
Cinco meses, los cinco meses
que pasaremos estudiando
cómo dar el golpe.
¿Cómo que cinco meses?
¿Estamos locos o qué?
Mira, la gente pasa años estudiando
para tener un sueldo, un sueldo
que, en el mejor de los casos,
no deja de ser un sueldo,
un sueldo de mierda.
¿Qué son cinco meses?
Yo llevo pensando en esto…
mucho más tiempo.
Para no volver a trabajar
en mi vida.
Ni vosotros…
ni vuestros hijos.
Bien.
De momento no os conocéis
y quiero que siga siendo así.
No quiero nada de nombres,
ni preguntas personales,
ni, por supuesto,
relaciones personales.
Quiero que cada uno elija
un nombre, algo sencillo.
Puede ser números,
planetas, ciudades…
-Rollo “Señor 17, la señorita 23”.
-Ya empezamos mal. Yo no sé
recordar mi número de teléfono.
-Por eso te lo digo.
-¿Y planetas?
Yo puedo ser Marte, este Urano.
-Yo Urano no seré,
así que te olvidas.
-¿Qué le pasa a Urano?
-Que tiene mala rima.
Van a ser ciudades, ciudades.
Quedamos con ciudades.
Bien.
“Y así terminé llamándome Tokio.
Ese que me mira el culo
es el señor Berlín.
En busca y captura.
27 atracos. Joyerías,
casas de subastas y furgones.
Su mayor golpe,
los Campos Elíseos, en París.
434 diamantes.
Es como un tiburón en una piscina.
Puedes bañarte con él,
pero nunca estás tranquila.
Y era el jefe al mando del asalto”.
(Tosidos)
“El que tose es el señor Moscú.
Lo primero que cavó fue una mina,
en Asturias.
Después comprendió que cavando
hacia arriba llegaría más lejos.
Seis peleterías, tres relojerías
y la Caja Rural de Avilés.
Maneja lanza térmica
y cualquier herramienta industrial.
El que está sentado
tras Moscú es Denver, su hijo.
Drogas, dientes, costillas rotas.
Es el rey de las peleas
de discoteca.
Pura sangre caliente.
En un plan perfecto,
una bomba de relojería.
Río. Es mi debilidad.
Es como un Mozart,
pero con los ordenadores.
Programa desde los 6 años y lo sabe
todo de alarmas y electrónica.
Para el resto de cosas de la vida
es como si hubiera nacido ayer.
Y ahí están los siameses,
Helsinki y Oslo.
Hasta en el plan más sofisticado
hacen falta soldados
y qué mejor que dos serbios.
Puede que piensen, pero,
francamente, nunca lo sabremos.
Nairobi,
optimista empedernida.
Ha falsificado billetes
desde los 13 años.
Y ahora es
nuestra encargada de calidad.
Es posible que esté loca,
pero tiene tanta gracia la ‘jodía'”.
Pensad que cada día los telediarios
estarán hablando de nosotros,
que cada familia de este país
se estará preguntando
qué estamos haciendo.
¿Y sabéis lo que van a pensar?
Van a pensar: “Qué cabrones,
ojalá se me hubiera ocurrido a mí”.
“El Profesor,
sin antecedentes, sin registro.
La última vez
que renovó el DNI fue con 19 años.
A todos los efectos, un fantasma,
pero un fantasma muy inteligente”.
No vamos a robar…
el dinero de nadie,
porque les vamos a caer
hasta simpáticos.
Y eso es fundamental, es fundamental
que tengamos la opinión pública
de nuestra parte.
Vamos a ser los puñeteros héroes
de toda esta gente.
Pero mucho cuidado,
porque en el momento en que haya
una sola gota de sangre,
esto es muy importante,
como haya una sola víctima,
dejaremos de ser unos Robin Hood
para convertirnos simplemente
en unos hijos de puta.
Profesor.
Señorita Tokio.
¿Qué vamos a robar?
La Fábrica Nacional
de Moneda y Timbre.
¿Quién eligió la careta?
(BERLÍN) ¿Qué le pasa a la careta?
-Que no da miedo.
Tú ves las pelis de atracadores
y las caretas dan miedo.
Son zombis, esqueletos,
la muerte, yo qué sé, sientes…
(BERLÍN) Con un arma en la mano
te aseguro que da más miedo
un loco que un esqueleto.
-Venga ya.
-¿Quién era el payo este del bigote?
-Dalí, hijo, un pintor español.
Era muy bueno.
-Un pintor.
-Sí.
-Un pintor de pintar.
-Sí.
-(RESOPLA)
¿Tú sabes lo que da miedo de
cojones? Los muñecos de los críos.
Eso sí que da miedo.
-¿Qué muñecos?
-El Goofy, el Pluto,
el Mickey Mouse, todos estos.
-¿Un ratón con orejas da más miedo,
eso me dices?
-Pues sí, gilipollas.
¿Quieres que te dé un guantazo?
-¡Eh!
-Que tengo razón. Vamos a ver.
Si un payo a punta de pistola
entra con una careta de Mickey Mouse
a cualquier lado,
le peña pensará que está colgado,
que liará una carnicería.
¿Sabes por qué?
Porque las armas y los niños
son una cosa
que no se juntan nunca, papa.
¿Sí o no?
-Visto así, sería más peligroso,
más retorcido.
-Entonces una careta de Jesucristo
acojonaría más, es más inocente.
-Por eso dice que pega menos
que a un Cristo dos pistolas.
-Como a un santo dos pistolas.
(MOSCÚ) ¿Qué más da?
“Era evidente
que en la banda faltaban mujeres”.
(Frenazo)
“Una mujer puede tirarse dos días
eligiendo zapatos para una boda,
pero jamás emplearía un minuto
en elegir caretas para un atraco.
Todo lo que habíamos planeado
empezaba ahora
y en esas décimas de segundo
pensé en toda la gente inocente
a la que detendríamos en seco
su vida.
El Profesor sabía
que solo había una manera de entrar
en la Fábrica de Moneda y Timbre
con tres toneladas
de artefactos de arsenal.
Iba a hacerlo dentro del camión
que entraba cada semana
en el edificio
con las nuevas bobinas de papel
moneda listas para imprimir.
Y eso era lo que íbamos a hacer,
entrar hasta la cocina y escoltados
por la mismísima Policía Nacional.
En España, cualquier cosa
custodiada por dos zetas
es algo fuertemente protegido”.
(Sirenas)
“Pero si inhibes
cualquier posibilidad
de que se comuniquen
por radio o telefonía
y si apuntas
a unos chavales de 26 años
con cinco fusiles de asalto
a la cabeza,
por más armados que vayan,
les ocurre lo mismo que nos pasaría
a cualquiera de nosotros”.
¡He dicho que bajes, coño,
del puto coche!
“Que se cagan de miedo”.
¡Vas a hacer lo que te digo!
“El valor y el heroísmo
tienen un precio
y es mayor
que los 1.600 euros al mes
que cobra un chaval con uniforme…”
Abre la puerta del camión, ¿me oyes?
“…o un camionero”.
¡Venga, coño, abre!
“Si esos hombres
hubieran tenido a su hija
en la trasera del camión,
nunca hubieran abierto,
pero ¿a quién le importan
unas bobinas de papel moneda
con marca de agua?”.
¡Deprisa, deprisa!
¡Joder, macho! ¡Venga!
(NAIROBI) ¡Tira, tira, tira!
Ahí sentado.
Y ahora tranquilitos los tres;
si no, culatazo en la cabeza.
(BERLÍN) Conduciréis
con una pistola en los riñones.
Cuando llamen por radio
para saber qué tal va todo,
contestareis con tranquilidad,
como si todo fuera sobre ruedas.
¿Está claro?
“Y en mitad
de aquel caos con pistolas
recordé que la noche anterior
me habían pedido matrimonio
y que hubiera preferido
otros planes.
Pero si lo piensas,
nunca encuentras un buen día
para un atraco”.
Ahora ya sabes
lo que tienes que hacer.
No le quites ojo a la niña.
No puede haber errores, ¿estamos?
Tiene 17 años.
Creo que podré con ella.
(Voces a lo lejos)
(Risas)
(Mensaje de móvil)
Hola.
-Hola.
-¿Quieres salir conmigo?
Vale. Te dejo.
-No, no, no.
Que no me lo tengo que pensar.
O sea, que sí.
(MUJER) Bueno, chicos,
ya hemos llegado.
Vamos a ir directamente
al vestíbulo del museo, donde…
Pedro, haz el favor,
no hagas como en clase.
Vamos a salir ordenadamente
por las dos puertas…
Y esta es la fachada
de la Fábrica de la Moneda y Timbre.
El corderito está entrando.
Perfecto.
Berlín, tu turno.
(Sirena)
(BERLÍN) Y ahora,
mucho cuidadito con lo que haces.
-¿Qué tal, Javi?
¿Dónde está Rafita?
-Cambio de turno.
(TOSE)
(ESTORNUDA)
-Eso está muy bien. Tranquilo.
(PROFESORA)
Vale, chicos, vamos entrando.
Despacito.
(HABLA SIN QUE APENAS SE OIGA)
Esto es importante. En cuanto
nos den las acreditaciones…
Las acreditaciones
colgadas del cuello.
Tienen que estar visibles
durante toda la visita, ¿vale?
No te vuelvas.
Cuando estás cerca,
a mí me cuesta hasta respirar.
Pues respira,
porque dentro de nueve meses sí que
se te va a cortar la respiración.
Adelante.
(PROFESORA) Bien visible
durante toda la visita, chicos.
Acreditación colgada al cuello.
Bajad la voz.
Berlín,
la primera cámara, a tu izquierda.
¿No me vas a decir nada? ¿Te digo
que estoy embarazada
y te quedas tan tranquilo?
¿Qué hago, llamo a mi mujer,
le digo que recoja a los niños
y nos vamos todos a celebrarlo?
Por amor de Dios.
(POLICÍA) Tira, tira. Dale, dale.
(RÍO) Entrando.
Atenta, Tokio.
¡Bien!
“Alarmas desconectadas”.
Ahora.
Sigue, dale, dale.
Eras tú ayer
el que decías que estabais mal,
que no la aguantas,
que tenéis problemas.
Problemas como cualquier pareja,
Mónica,
como cualquier matrimonio
que tiene tres hijos,
no que me fuera a separar.
Mónica, he tenido tres hijos,
los tres por fecundación in vitro,
llevo más de 20 años manteniendo
relaciones estériles con mi mujer
y ahora vienes a contarme esto.
Tú debes de ser Shiva,
la diosa de la fertilidad.
“¿Qué estás insinuando?”.
Yo no he venido aquí
a por una pensión, ¿sabes?
Ni a por un divorcio,
y mucho menos
a por una prueba de paternidad.
Creía que tú me querías.
Y…
Y me parece una idea bonita.
Difícil de encajar
en nuestras vidas, pero…
Pero una idea maravillosa.
¡Escucha!
¿Qué, quieres saber
qué voy a hacer con tu niño?
Eso es lo que quieres, ¿no?
Escúchame, no te precipites.
(GRITA)
¡Quietos!
(BERLÍN) Quieto.
¡Quieto!
¡No te muevas o te reviento!
¿Qué pasa? ¡Haz algo!
-¡Arriba, arriba!
-¡Salgan!
(GRITAN)
(Gritos)
“¡Vamos, vamos!”.
¡Rápido! ¡Quietos!
¡Vamos, vamos!
¡Vamos!
¡Sí, sí!
Mierda.
Vamos, vamos.
Por aquí. Vamos.
Y esta escalera maravillosa,
de mármol y granito…
-¡Quietos!
(GRITAN)
¡Quietos!
(GRITAN)
¡Quietos, quietos! ¡Vamos!
¡Atrás!
-¡Por favor, no!
Profesor, tenemos un problema.
¡Ah!
No veo al corderito.
¡No lo veo, coño!
Señorita Parker,
¿adónde se ha metido?
(Gritos)
Espera.
¡Por favor!
-¡Vámonos! ¡Para allá!
Para, para. Para.
-Vale.
Vale, vale.
Estoy yendo muy deprisa. Lo sé.
(Voces y sollozos)
Vamos a inmortalizar esto, ¿no?
Vamos a hacer
una foto con tu móvil.
Joder…
¿Aquí? Es un poco cutre, ¿no?
-Es nuestro primer día.
Estás muy guapa.
No veo a la niña. No la veo, joder.
Ábrete.
Ábrete y ponte un poco sexi.
Que es tu móvil.
Que si quieres, la borras.
Que esto es para nosotros,
para ti y para mí.
Va, va, va.
Con esta foto
lo vas a petar en Internet.
-¡Dame el móvil!
¡Que me des el móvil!
¡Dame el móvil!
¡Dámelo!
¡Que me des el móvil, joder!
¡Que me des el móvil!
¡Dame el móvil!
¡Que me des el móvil!
¡Ah!
(Llantos)
Lo primero…
Buenos días.
Soy la persona que está al mando.
Y, antes de nada, quiero…
presentarles mis disculpas.
Realmente,
no son formas de terminar la semana.
(DENVER) Móvil.
-Pero ustedes están aquí
en calidad de rehenes.
(DENVER) Móvil.
-Si obedecen,
les garantizo que saldrán con vida.
(DENVER) Nombre.
-Alison Parker.
(DENVER) PIN.
(ALISON) 2078.
-Móvil.
-Tranquila, tranquila.
Tranquila.
-PIN.
¿Para qué necesita el PIN?
O me das el puñetero PIN
o te lo saco a culatazos. Tú verás.
-¿De cuánto estás?
-(ATERRADA) De ocho meses.
-De ocho meses.
-PIN.
1234.
Con toda
la cara de listo que tienes
y pones esa mierda de PIN.
Menudo gilipollas. Tu nombre.
Arturo.
-¿Arturo qué?
Arturo Román.
-Arturo Román, muy bien. Arturito.
(BERLÍN) Ustedes son
nuestro salvoconducto aquí,
así que yo les voy a proteger.
-Eh…
Dame las manos. Suelta.
Suelta. Suelta.
¿Cómo te llamas?
-Ariadna.
-Ariadna.
Ven conmigo. Ven.
Tranquila.
Siente mis manos.
¿Son las manos de un monstruo?
-No, no.
-Porque no soy un monstruo.
Sé perfectamente cómo te sientes.
La boca seca, sensación de ahogo…
Tienes que intentar tranquilizarte.
Inspira.
Inspira.
Inspira.
Eso es.
Por favor, respiren todos conmigo.
Inspiren.
Suave, suave.
Hazte responsable
de tu respiración. Espira.
Eso es. Eso es.
(Teléfono)
¿La señorita Mónica Gaztambide,
por favor?
(SUSURRA) No te muevas.
Por favor, no te muevas.
Calla.
Que no te muevas.
Calla.
La señorita Mónica Gaztambide,
¿sería tan amable
de dar un paso al frente?
Soy yo.
(Pieza de metal cayendo)
(DENVER) Eres un crack, papa.
Eres “mu” grande.
(GRITA ENLOQUECIDO)
Aquí se tiene que dormir muy bien,
papa.
Aquí se tiene que dormir de lujo.
¡Oh! ¡Papa, papa, papa, papa!
Follar. Aquí, pum.
Pum, pum…
-Venga, déjate de hacer el tonto
y a trabajar. Venga, coño.
-Esto huele de puta madre.
Huele mejor que el cordero asado,
papa, que el cordero asado.
Túmbate aquí, cojones.
-Venga, coño.
-¿Cuándo has tenido tú
una cama como esta?
En el talego no la tenías.
¿Has visto dónde estamos, papa?
Que somos muy grandes.
Que somos muy grandes.
-Chaval, no te equivoques.
Somos pequeños.
¿Tú sabes hacer algo?
¿Has trabajado alguna vez?
¿Has presentado
el currículum en algún sitio?
Ah. Venga, coño.
-El currículum.
¿El currículum para qué?
¿Para sacarte a ti de Alcalá Meco?
-¿Crees que me siento
orgulloso de eso?
12 años de mi vida
entrando y saliendo de la cárcel.
¿Y sabes por qué?
-¿Por qué?
-Porque no soy muy listo, hijo.
Y tú tampoco.
Pero en este golpe
el cerebro lo pone otro.
Y si tenemos suerte
y no haces mucho el gilipollas,
saldrás de aquí
con la vida resuelta.
-No voy a hacer el gilipollas.
-Venga, coño.
Llena esto.
(Teléfono)
Quiero que conteste al teléfono
y convenza a quien sea
de que estamos cerrados
por un problema técnico. ¿Entendido?
Sí.
No me va a quedar más remedio
que apuntarle con una pistola.
¿La siente?
Sí.
Bien.
(Teléfono)
Ahora.
Fábrica Nacional
de Moneda y Timbre, dígame.
No, lo siento, no le puedo pasar
con don Arturo en este momento.
Se ha caído el sistema.
No, no puedo hacerle que suba.
No, no puede subir
a coger el teléfono, no.
No, no va a poder ser.
No, por…
¡Pues porque no,
porque no sé dónde está ahora mismo,
porque no sé si está en la fábrica,
en el museo, en la cafetería
o donde esté! ¡Y, además,
no es mi trabajo, señorita!
Esa ha sido
una interpretación de Oscar,
señorita Gaztambide.
(RESPIRA ENTRECORTADAMENTE)
“A los 20 minutos de entrar,
comenzamos a cablear el sistema
de comunicación analógica
para hablar con el Profesor”.
(CANTA EN SU IDIOMA)
“Sin móviles, sin radiofrecuencia,
sin que nadie pudiera oírnos.
Habíamos sellado las puertas
y las alarmas no habían saltado.
Estábamos como en un limbo
del tiempo, sin que nadie supiera
que habíamos tomado
la Fábrica de Moneda y Timbre.
Y en esa dulce paz,
antes de la tormenta,
parecía, sencillamente,
un día corriente”.
Estás guapo tú, ¿eh?
(Puerta)
¿Quién es?
(RÍO) Soy yo, déjame pasar.
Río, tío, nos pilla el Profesor
y nos mata, ¿lo sabes?
Lo sé, lo sé, lo sé.
Tengo que hablar contigo. Siéntate.
¿Qué pasa?
Siéntate, coño.
(RESOPLA)
¿Qué pasa?
Mañana es el atraco.
Y no tenemos ni puta idea
de lo que va a pasar.
Por eso quiero que sepas
que voy en serio contigo
y entiendo perfectamente
que, bueno,
que tú ya tienes una edad y…
y que puede que busques un…
un compromiso más serio.
Por eso quiero darte algo.
No te he comprado un anillo
porque estamos encerrados,
pero, en cuanto salga,
te voy a regalar un pedruscazo
que vas a tener que llevar la mano
en una puta carretilla.
¿Qué es esto?
¿Una chapa de pedida?
Ahora por lo menos
sabrás mi nombre de verdad.
Ya, pero es que está prohibido
saber nuestros nombres.
Bueno, pues no lo mires.
Pero es tuyo.
A ver cómo te cuento esto.
Lo nuestro ha estado muy bien,
¿vale? Genial.
Nos hemos enrollado
algunas noches…
¿Cómo que algunas? Joder, todas,
todas. Menos cuatro o cinco…
Sinceramente,
no creo que seamos la pareja ideal.
¿No follamos bien?
Sí, sí follamos bien, fantástico.
Por algo se empieza, ¿no?
Pero hace falta
algo más que follar bien
para ser una pareja, ¿no?
¿Lo dices porque soy
12 años más joven que tú?
Voy a tener
300 millones de euros, ¿eh?
No soy ningún chaval,
tengo la vida resuelta.
De verdad, Río, ojalá hubiéramos…
Eh, ¿cómo que hubiéramos?
Amor había.
Amor había, que estaba yo ahí.
Hay otro, ¿no?
Ya no.
Mira, Río,
cuando todo esto termine,
igual tú y yo nos vamos a Tahití
y vemos si funciona, pero mañana
yo solo quiero pensar en una cosa:
que no me maten.
Río.
Río, no.
No, no.
Te has dejado un móvil encendido.
Pues apágalo.
-Cámara acorazada abierta.
-Poneos los chalecos
y preparaos para salir.
En cuanto estéis,
activaremos la alarma.
Berlín,
preparados para abrir las puertas.
¡Rehenes, por su seguridad,
todos tres pasos para atrás!
Un poquito más por aquí. Eso es.
Ahí estamos. Todo va a salir bien.
Un poquito más juntos.
Chist. Tranquilos.
Tranquilos. Estoy viendo las bolsas.
Las tienen llenas de dinero.
Ahora se largarán
y aquí no ha pasado nada.
(Radio)
(Alarma)
(EMISORA) “Tenemos un 10-33
en la Fábrica Nacional
de Moneda y Timbre.
-Z24 en camino.
Estamos allí en dos minutos”.
Dos minutos.
-Dos minutos.
(Alarma)
¿Por qué ha saltado la alarma?
No lo sé.
Están parados sin hacer nada,
no lo entiendo.
¿Por qué no cogen el dinero
y se van?
¡No lo sé!
Un minuto, 40 segundos.
-Un minuto…
¿Cómo te llamas?
Arturo.
Arturo, ¿verdad?
Sí. ¡No, no he visto nada!
¡No he visto nada, lo juro,
no he visto nada, no he visto nada!
Mírame.
No he visto nada.
Venga, Arturo, mírame.
Mírame, mírame.
Eh, eh, venga, va.
(LLORA)
Eh.
¿Te gusta el cine?
¿Te gusta?
(SOLLOZANDO) Soy…
Soy muy aficionado.
¿Y tú te has dado cuenta
que en las películas de miedo
siempre sale uno al principio,
así, majete como tú,
que tú dices: “Este huele a muerto”,
y luego no falla?
No…
Siempre cae.
Arturo, créeme, hueles a muerto.
(LLORA)
(EMISORA) “Z24 a central,
estamos en 30 segundos”.
30 segundos.
30 segundos.
“Es fundamental que la policía”
no tenga ni la más mínima idea
de lo que estamos haciendo.
Vamos a hacerles creer
que entramos a robar,
que nos sorprendieron huyendo
con el dinero y que todo se jodió,
que sacamos las armas,
disparamos a bocajarro
y no tuvimos más remedio…
que recular.
“Y entonces, sin haber herido”
a nadie,
nos metemos dentro.
“Que piensen
que estamos acorralados como ratas”.
(Sirena)
“Que piensen
que estamos improvisando”.
¡Ahora!
-¡Tokio!
¡Tokio, espera, joder, vas antes!
¡Tokio!
(Sirena)
“Salir, tirar el dinero,
disparar al suelo y volver”.
(GRITAN)
“Lo había escuchado
más de 30 veces”.
(Disparos)
“Pero lo que no nos dijo
el Profesor
es que ellos
también dispararían a bocajarro”.
¡Río, Río!
(Disparos)
¡Cago en la puta, tío!
(Disparos)
(Disparos)
(HABLA ENTRE SOLLOZOS)
¡Me cago en la puta!
¡La primera en la frente, tío,
la puta primera en la frente!
¡Joder!
(RADIO) “Apoyo urgente.
Solicito apoyo urgente.
En la Fábrica de Moneda y Timbre.
Hemos recibido fuego hostil.
Agente herido.
Repito, agente herido”.
“La bala de un M16
sale disparada a 3510 km/h.
Vuela más rápido
que la velocidad del sonido.
Así que si te disparan al corazón
ni siquiera oirás
la bala que te ha matado.
De esa manera supe
que lo había jodido todo,
en una milésima de segundo
y de la misma forma que siempre”.
(Trueno)